El clima y el suelo
Las regiones vinícolas alemanas se concentran en el Suroeste del país, a la latitud de la península de Labrador (paraleo 50 grados). Sus viñedos están ubicados en pendientes pronunciadas que miran hacia el Sur, en unos cuantos valles y casi siempre cerca de un río que, al reflejar el calor y ayudar a mantener una temperatura constante de día y de noche, produce un clima más templado. En otoño la tiniebla y la niebla que ascienden desde el río protegen a las uvas contra heladas tempranas.
Aparte de las condiciones generales del clima, es importante tomar en cuenta el microclima de las viñas individuales. La orientación e inclinación de una vertiente en particular, la intensidad del sol reflejado por el río, alguna cadena de montes protectores la cima boscosa de una montaña que desvía el viento: todos estos factores contribuyen al sahor y calidad final del vino.
El suelo no sólo factor determinante para que se de bien la cepa, sino influye también en el sabor de la uva y, por consiguiente, en el sabor del vino. La vid va absorbiendo una gran cantidad de minerales y microelementos del subsuelo y cuánto más tarde en madurar la uva, tanto mayor será el contenido de estos elementos que participan en la formación del sabor del vino.
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